
Se recomienda mantenerse hidratada y en las horas centrales del día disminuir la actividad física y evitar la exposición directa al sol
El Colegio de Médicos de Huelva advierte que las altas temperaturas del verano pueden ser peligrosas durante el embarazo, aumentando el riesgo de complicaciones para la madre y el feto. La temperatura corporal de las embarazadas es ligeramente superior a la del resto y además son más vulnerables al calor, por lo que se les recomienda mantenerse hidratadas, disminuir la actividad física en las horas centrales del día y la exposición directa al sol en esta franja horaria, entre otras medidas. Asimismo, hay que estar atentos a las señales de alerta para tomar medidas.
La ginecóloga Susana Rodríguez Falcón explica que la hipertermia en las gestantes, que se produce cuando el cuerpo alcanza o supera los 38 grados de temperatura, puede generar diversos problemas para su salud y la del feto, por lo que pide que se extremen las precauciones durante el verano.
En la embarazada estas complicaciones van desde la bajada de la tensión (hipotensión), con los consiguientes cuadros de mareos, sensación de agotamiento y el posible aumento de las cefaleas y las náuseas; así como la retención de líquidos o edemas en pies, cara y manos.
En casos más severos puede llegar a producirse un cuadro de deshidratación -peligroso dado que puede llevar a complicaciones como problemas circulatorios- y en casos graves, desembocar en un golpe de calor. En cuanto al feto, lo más frecuente es el aumento del riesgo de un parto prematuro.
Agravantes y recomendaciones
Rodríguez Falcón ha señalado como factores agravantes el trabajo al aire libre o en ambientes con muy altas temperaturas, presentar alguna enfermedad asociada como el sobrepeso (afecta al 25% de las gestantes), la hipertensión y la diabetes. También son más vulnerables las gestantes adolescentes con bajo volúmen corporal. Además, es una situación agravante la falta de acceso a medios para asegurar una buena ventilación o climatización en el hogar (ventiladores o aires acondicionados).
Por todo ello, se recomienda a las embarazadas mantenerse hidratadas bebiendo entre 2 y 2,5 litros de agua al día, aumentar el consumo de frutas y verduras que también ayudan a la hidratación, realizar comidas ligeras, evitar cafeína y también las bebidas azucaradas.
Asimismo, en las horas de mayor radiación solar, entre las 11:00 y las 18:00 horas, se debe disminuir la actividad física, incluso en casa y en especial con tareas que implican calor como planchar. En esta franja horaria también se ha de eludir la exposición directa al sol. En cuanto a la vestimenta, llevar ropa ligera y holgada, preferentemente de algodón y lino.
Si el médico indica que podemos ir a la playa o la piscina, no hacerlo en las horas centrales del día y utilizar siempre con cremas solares de alta protección, buscar la sombra, y usar sombrero y gafas de sol. Uno de los ejercicios más recomendados es la natación y bañarnos nos ayudará además a disminuir la temperatura corporal. En casa la ducha con agua tibia también hará esta función. Se aconseja asimismo cambiarse de bañador con frecuencia para prevenir las infecciones vaginales.

En cuanto al descanso, hacerlo en lugares frescos, con una adecuada ventilación, utilizando ventiladores o aire acondicionado si es posible. Además, es recomendable poner las piernas en alto para reducir los edemas (hinchazón).
La ginecóloga asegura que hay que estar atentos a las señales de alerta para tomar medidas y acudir al médico si la temperatura de la embarazada supera los 38 grados o presenta un cuadro con alguno de estos síntomas: un aumento de náuseas y vómitos, mareos y cefaleas, la aparición de palpitaciones, si tiene una respiración acelerada, calambres musculares y aumento de contracciones, o confusión o dificultad para hablar.