Los traumatismos son una de las patologías que aumentan durante los meses de verano en la provincia de Huelva, junto a las picaduras de medusa y las patologías originadas por el calor, según los facultativos del Colegio de Médicos de Huelva Sandra Ogalla y Antonio Suárez. Las picaduras de pez araña son también habituales en la costa onubense, al igual que las reacciones alérgicas, las otitis, las cistitis y las gastroenteritis.
El aumento de los traumatismos se produce sobre todo entre la población de entre 40 y 65 años, dado el aumento de la actividad física y la práctica deportiva más intensiva en estos meses, y en especial en muñecas, extremidades inferiores y hombros, con esguinces y roturas, explica la doctora Ogalla. Para prevenirlas, es recomendable realizar un calentamiento antes de comenzar a hacer deporte, no excederse en su práctica, mantenerse hidratados y utilizar ropa y calzado adecuados y todas las protecciones necesarias.
Las picaduras de medusas, las llamadas “aguas malas” propias del litoral onubense, también son causa frecuente de consulta médica, en especial en los centros de salud de la costa. Se trata de lesiones urticantes ante las que “no hay que aplicar agua dulce, sino salada y es importante no frotar o rascarse. Se ha demostrado que el vinagre no es útil. Además, el dolor se trata con corticoides en caso de tener una afectación amplia”, señala el doctor Suárez.
Menos habituales son las picaduras de pez araña, que se producen por lo general al pisar uno de estos peces que se esconden bajo la arena en zonas rocosas y clavarse una de las espinas dorsales, inoculando veneno. Son muy dolorosas, y se tratan con baños de agua caliente y calmantes en los centros de salud.
Las patologías relacionadas con el calor son otra causa común de consulta médica. En especial aumentan entre el colectivo de personas mayores y medicadas por la tensión arterial, que pueden padecer mareos y síncopes ante un desequilibrio tensional. Se recomienda “no salir en las horas más calurosas del día, hidratarse, parar la actividad la mínima sensación de mareo hasta que se pase, utilizar sombrero y ropa clara y holgada”, indica la doctora Ogalla.
Estar más tiempo al aire libre y comer en bares y restaurantes hace que nos expongamos a alérgenos que, en la mayor parte de las ocasiones, no sabíamos que podían darnos reacción, como el caso de picaduras de abejas y avispas, ante lo que es necesario acudir con celeridad a un centro médico. Los casos de alergias alimentarias también precisan de atención sanitaria. Una vez conocidas estas últimas es necesario tomar precauciones y, además de llevar adrenalina inyectable, el paciente debe extremar la vigilancia de lo que ingiere.
También son habituales en esta época las otitis, los problemas de inflamación del oído externo. Estas se generan por la constante humedad en el conducto auditivo tanto en piscinas como en playas que provocan el crecimiento de bacterias y generan dolor, por lo que es necesario acudir al médico. Para prevenirlas, secar bien el oído sin usar elementos extraños como bastoncillos o toallas.
En cuanto a las cistitis, las padecen en especial las mujeres y surgen en personas con predisposición a contraer estas infecciones por hongos, que en verano se generan por mantener la ropa de baño húmeda o compresas puestas durante horas. Las personas con problemas renales también deben tener un especial cuidado dado que si no se ataja la infección puede afectar a los riñones. Para prevenirlas, se recomienda cambiar compresas o salvaslips cada 4 ó 5 horas y cambiarse el bañador por otro seco.
Igualmente han sido motivo de consulta durante este verano las gastroenteritis, originadas habitualmente por la mala conservación de algún alimento con un periodo de malestar que dura entre uno y dos días.
Los cortes y contusiones también se multiplican en esta época estival por andar descalzos, por resbalar en la piscina y como consecuencia de actividades deportivas. Por último, desde el Colegio de Médicos se insta a la población a ser prudente a la hora de bañarse en piscinas, pantanos o en las playas, y prestar especial atención a la vigilancia a los menores con el fin de evitar ahogamientos.