Los expertos recuerdan que quienes padecen algún tipo
de alergia deberán viajar con la medicación recomendada por sus alergólogos. En
ocasiones precisarán tratamientos preventivos, en otros medicación de urgencia
(autoinyectores de adrenalina) o “medicación de rescate” como antihistamínicos
o broncodilatadores para solucionar los nuevos episodios que se pudieran
presentar. En el caso de personas que ya tengan prescritos autoinyectores de
adrenalina para tratar eventuales reacciones anafilácticas, la recomendación de
los expertos es llevar siempre consigo al menos dos bolígrafos autoinyectores
de adrenalina, especialmente si se va a estar alejado de centros médicos de
urgencia.
1. Cremas solares y medicamentos
antiinflamatorios
Existen alergias en la piel (eccemas) que precisan de
las radiaciones solares para producirse. Entre las causas más frecuentes se
encuentran algunas plantas (higueras, cítricos, etc.) o los filtros que
contienen algunas cremas solares. En el caso de los medicamentos
antiinflamatorios y algunos antibióticos, el efecto fotosensibilizante puede
producirse tanto por la aplicación en la piel como por su ingesta.
2. Comidas fuera de casa
Las reacciones alérgicas por alimentos pueden
incrementarse en verano a causa de un "mayor descuido". No hay que
olvidar que siete de cada diez reacciones se producen fuera del domicilio. La
SEAIC aconseja a los alérgicos a alimentos vigilar todos los productos que se
ingieren leyendo detenidamente los ingredientes que los componen: leche o
frutos secos en los helados, trozos de frutas como melón, kiwi y melocotón en
postres y batidos; mariscos en pastas o ensaladas, etcétera, y preguntar
siempre a los cocineros en caso de duda.
También es una época en la que los niños se quedan al
cuidado de familiares (abuelos, tíos, etcétera) por lo que se recomienda que
estas personas encargadas estén bien enteradas de los alimentos que se deben
evitar, así como posibles fuentes de exposiciones ocultas. Igualmente, deben
estar familiarizados con los medicamentos que debe tomar el niño alérgico en
caso de una reacción así como en el uso correcto de los dispositivos de
autoinyección de adrenalina.
3. Frutas de temporada
Algunas frutas como cerezas, melocotones o paraguayas
pueden causar urticaria al contacto con la piel de la fruta en las manos y los
labios, aunque también pueden causar síndrome de alergia oral, inflamación y
picor en la boca, los labios y la garganta al comerlas. La manifestación puede
ser más grave y llegar incluso a causar un shock anafiláctico. Frutas como
melón y sandía frecuentemente producen síntomas en la boca en pacientes
alérgicos a pólenes. Si se han padecido síntomas previamente con la ingesta de
frutas, se recomienda una consulta con el alergólogo para recibir instrucciones
precisas de cuáles se pueden tomar y cuáles se deben evitar en cada caso
concreto.
4. Piscinas
Los baños frecuentes en piscinas en los meses de
verano empeoran los síntomas de dermatitis atópica en muchos pacientes,
particularmente en niños. Se debe a la irritación que el baño prolongado y el
cloro producen en la piel, fácilmente irritable de estos pacientes. Usar agua
salada en vez de clorada y bañarse en el mar, por el contrario, mejoran las
pieles atópicas. Es importante un buen aclarado de la piel con agua dulce tras
el baño en la piscina y seguir haciendo uso de las cremas hidratantes.
5. Tatuajes temporales
Los tatuajes de henna se pueden realizar durante todo
el año, pero es en verano cuando proliferan en zonas costeras personas que
ofrecen este servicio. En realidad, la henna natural es enriquecida con un
producto de fuerte concentración que permite fijar mejor el tatuaje, la parafenilendiamina.
Es esta sustancia la que puede provocar algunos casos de dermatitis y alergia.
6. Residencias de verano
En general, los ácaros, responsables de la alergia al
polvo doméstico, se encuentran especialmente confortables cuando la temperatura
es templada y la humedad relativa del ambiente es elevada. Por ello son muy
abundantes en regiones costeras. También por esta causa la concentración de
ácaros en las casas aumenta durante las épocas de cambio estacional (primavera
y otoño), con lluvias y temperaturas suaves, y suelen disminuir durante el
verano e invierno. Se deberá tener cuidado en los traslados a otros domicilios
de verano y con la limpieza en las casas que llevan tiempo sin ser habitadas.
Lo ideal es hacerlo de manera anticipada a la llegada del paciente alérgico.
7. Animales
En ocasiones se viaja a entornos rurales donde se
entra en contacto con especies con las que normalmente no hay relación directa
y que pueden provocar alergia, como caballos, ovejas, cabras, etcétera. Las
alergias a animales más frecuentes son a los gatos o perros, pero también
pueden producirse a ratones, cobayas, hámster y caballos. Las proteínas del
pelo, la saliva o la orina de mascotas domésticas pueden producir una reacción
alérgica que ataca a los ojos y las vías respiratorias en forma de
rinoconjuntivitis y asma alérgicos.
8. Picaduras de insectos e
himenópteros
El riesgo de presentar una reacción alérgica a
picaduras de insectos himenópteros (avispas y abejas) aumenta durante los meses
de verano. Los alergólogos recomiendan extremar la precaución cuando se está al
aire libre y evitar, en la medida de lo posible, comer en el campo pues los
insectos acuden a los alimentos.
En el caso de reacciones locales por picaduras de
mosquitos y otros insectos, el médico de cabecera puede recomendar el uso de
antihistamínicos orales y de cremas de corticoides tópicos. Se deben evitar las
cremas de antihistamínicos pues pueden inducir fotosensibilidad con la
exposición al sol.
9. Campamentos seguros
Existen campamentos para niños asmáticos y alérgicos
en los que aprenden a convivir con la enfermedad a la vez que se divierten y
pasan unos días en contacto con la naturaleza. Infórmate del más cercano a tu
localidad en www.seaic.org
En cualquier caso, es muy recomendable proveer a los
responsables del cuidado del niño de información sobre las alergias conocidas y
su tratamiento, medicamentos para el asma si fuesen necesarios y cualquier otra
circunstancia que pudiese motivar una urgencia médica.
10. Vacunas antialérgicas
No es
recomendable transportar vacunas cuando el periodo vacacional es corto. Además
existen problemas al llevarlas en los aviones: tanto como equipaje de mano al
tratarse de líquidos (en este caso debería ser justificado con un informe
médico), como en la bodega, ya que las bajas temperaturas a las que son
expuestas podrían alterar su contenido. Si el viaje se realiza en automóvil se
deberá transportar en una bolsa térmica con frío y evitar la exposición directa
de la caja de vacunas al sol dentro del coche. Por último, es recomendable
llevar un informe detallado del especialista cuando existe un viaje a otro
lugar, ya sea dentro del país o en el extranjero.
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